Hoy, 29 de marzo de 2025, la visita del vicepresidente estadounidense JD Vance a Groenlandia ha desatado una tormenta diplomática entre Estados Unidos y Dinamarca, poniendo de manifiesto las tensiones geopolíticas en torno a la estratégica isla ártica.
Durante su breve visita a la base espacial Pituffik, Vance lanzó duras críticas contra Dinamarca, acusando al país nórdico de «no hacer un buen trabajo» con Groenlandia.
El vicepresidente estadounidense afirmó que Dinamarca ha «subestimado a la gente de Groenlandia» y ha «invertido insuficientemente en la arquitectura de seguridad» de la isla.
«Nuestro mensaje para Dinamarca es muy simple: No han hecho un buen trabajo por el pueblo de Groenlandia», declaró Vance, añadiendo que esta situación «tiene que cambiar».
Estas declaraciones han sido recibidas con indignación tanto en Copenhague como en Nuuk, la capital groenlandesa.
Reacciones de Dinamarca y Groenlandia
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, respondió rápidamente a las acusaciones de Vance, calificándolas de «inexactas» y recordando el apoyo de Dinamarca a Estados Unidos en «situaciones muy difíciles». Frederiksen destacó que Dinamarca ha aumentado significativamente el gasto en defensa en Groenlandia, incluyendo inversiones en buques árticos, drones de largo alcance y capacidad satelital.
Por su parte, el recién nombrado primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, calificó la visita de Vance como una «falta de respeto» hacia el pueblo groenlandés. Nielsen, que lidera una nueva coalición de gobierno formada por partidos independentistas moderados, ha expresado su firme rechazo a cualquier intento de anexión por parte de Estados Unidos.
El interés de Trump por Groenlandia
Las declaraciones de Vance se alinean con el renovado interés del presidente Donald Trump por adquirir Groenlandia, una idea que ha sido rechazada categóricamente tanto por Dinamarca como por Groenlandia. Trump ha argumentado que la adquisición de la isla es «absolutamente necesaria» para la seguridad nacional de Estados Unidos y la «libertad en el mundo».
Este interés se basa en la importancia estratégica de Groenlandia, que cuenta con valiosos recursos naturales y una ubicación geográfica crucial en el Ártico. Sin embargo, una encuesta reciente mostró que el 88% de los groenlandeses se opone a la idea de formar parte de Estados Unidos.
El futuro de Groenlandia: entre la independencia y las presiones externas
La visita de Vance coincide con un momento político crucial en Groenlandia. El nuevo gobierno de coalición, liderado por Nielsen, busca avanzar hacia la independencia de Dinamarca de manera gradual y negociada. Este proceso se enmarca en el Estatuto de Autonomía de 2009, que reconoce el derecho de Groenlandia a la autodeterminación.
El gobierno groenlandés ha anunciado planes para formar una comisión parlamentaria que estudie el camino hacia la independencia, incluyendo la posibilidad de celebrar un referéndum en el futuro. Sin embargo, este proceso se ve complicado por las presiones externas, no solo de Estados Unidos sino también de otras potencias interesadas en la región ártica, como Rusia y China.
Implicaciones geopolíticas
La situación de Groenlandia refleja las crecientes tensiones geopolíticas en el Ártico. Estados Unidos ve la isla como un enclave crucial para su seguridad nacional y busca contrarrestar la influencia de Rusia y China en la región. Por su parte, Dinamarca se encuentra en la difícil posición de defender su soberanía sobre Groenlandia mientras apoya las aspiraciones de autonomía de la isla.
El vicepresidente Vance ha sugerido que, una vez que Groenlandia logre su independencia, Estados Unidos buscará negociar una asociación con la isla. Sin embargo, esta propuesta ha sido recibida con escepticismo por los líderes groenlandeses, que temen que una independencia de Dinamarca solo lleve a una nueva dependencia de Estados Unidos.
Conclusión
La visita de JD Vance a Groenlandia ha puesto de manifiesto las complejas dinámicas políticas y geopolíticas que rodean el futuro de la isla. Mientras Groenlandia avanza hacia una mayor autonomía y posible independencia, se encuentra en el centro de un juego de poder entre grandes potencias. El desafío para los líderes groenlandeses será navegar estas aguas turbulentas, buscando un camino que asegure la autodeterminación de su pueblo sin caer bajo la influencia dominante de ninguna potencia externa.