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Aranceles

Estados Unidos exige a la UE que no regule sus empresas tecnológicas y de IA

El Gobierno de Trump no va a seguir la actitud del de Biden de no interferencia. El país norteamericano "es el actual líder, "y planea seguir siéndolo

El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.IAN LANGSDONAFP
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Los aranceles del acero y del aluminio son solo las primeras escaramuzas de la ofensiva para el control de la economía mundial que planea el Gobierno de Donald Trump. El verdadero campo de batalla de esa guerra es la tecnología y el dólar. El vicepresidente estadounidense, JD Vance - un hombre que hizo su carrera empresarial a la sombra del pionero del 'trumpismo' en Silicon Valley, Peter Thiel - lo dejó claro ayer en la Cumbre de Inteligencia Artificial (IA) que se está celebrando en París.

El mensaje de Vance fue claro: no a la regulación de las empresas tecnológicas estadounidenses en la UE, y no a la regulación estricta de la IA que han lanzado no solo Bruselas, sino la mayor parte de los países del mundo. "Estados Unidos no podrá y no querrá aceptarlo. Será un terrible error", declaró el vicepresidente estadounidense ante una audiencia entre la que estaban desde el presidente francés, Emmanuel Macron, hasta el primer ministro indio, Narendra Modi. Vance también dejó clara su visión del futuro de la IA en el mundo: Estados Unidos es el actual líder, "y planea seguir siéndolo".

Las declaraciones del vicejefe del Estado y del Gobierno estadounidense son la muestra más clara de que el Gobierno de Trump no va a seguir la actitud del de Biden de no interferencia en la regulación de la tecnología por Bruselas. Ésa es una de las razones por las que las empresas de Silicon Valley han apoyado en masa a Trump una vez que éste alcanzó el poder. Y el nuevo equipo de Gobierno en EEUU ha llegado a extremos sin precedentes para proteger a sus aliados en el sector tecnológico, como cuando el propio Vance amenazó en noviembre, tras las elecciones, con imponer sanciones económicas a la UE si ésta dictaminaba que la red social X - antes Twitter, propiedad del aliado de Trump Elon Musk - viola las reglas de libertad de expresión en el bloque, al dar voz a teorías conspiratorias, extremistas o, directamente, falsas.

La otra razón por la que las grandes tecnológicas estadounidenses apoyan a Trump es, paradójicamente, par que éste no lace procesos legales contra ellas por abuso de posición dominante o por cuestiones, también, de libertad de expresión si da visibilidad a críticos del actual presidente o si regula sus contenidos para no dar pie en ellos a las teorías conspiratorias, las falsedades o las posiciones extremistas. En otras palabras: lo contrario de lo que quiere la UE.

Con su mensaje en parís, Vance ha extendido esa política a la IA, al insistir en que ésta no debe ser regulada, al menos en lo que toca a las empresas de EEUU que operan en terceros países. Es una posición consistente con la del Gobierno de Trump. El mismo día en que tomó posesión del cargo, Trump derogó la Orden Ejecutiva de 2023 con la que Biden regulaba la IA, creando un sistema que obligaba a las empresas del sector a informar al Gobierno del desarrollo de esa tecnología y creaba una unidad dentro del Departamento de Comercio destinada a la elaboración de un código de buenas prácticas voluntario para el sector.

Esas medidas suponían un control muy ligero, y se basaban sobre todo en la autorregulación del sector, pero eran demasiada para Trump, que ha ordenado una revisión de toda la normativa que afecta al sector. Con todo, el presidente ha declarado que quiere "una IA libre de sesgos", lo que para muchos significa unos modelos de IA - y especialmente de grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT - que promuevan valores 'trumpistas'.